El Credo del Joven Verdadero (Bosquejo - Incompleto)

El Credo del Joven Verdadero

Las Escrituras
Creemos que a Dios le agrado, en distintas épocas y de diversas maneras, revelarse a sí mismo y declarar su voluntad a su pueblo; y posteriormente, la preservó escrita hasta nuestros días.

Creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, todos los libros del Antiguo y Nuevo Testamento fueron dados por inspiración de Dios para ser el manual de fe y de vida.

Creemos que fuera del Canon Bíblico, no existe revelación divina nueva, habiendo cesado Dios de revelar su voluntad a su pueblo con nuevos escrito, pues en la Biblia encontramos la revelación que Dios nos quiso dar en su totalidad; en ningún momento, ha de añadirse nada, ni por nueva revelación del Espíritu ni por las tradiciones de los hombres.

Creemos que los libros comúnmente llamados Apócrifos, no siendo de inspiración divina, no forman parte del Canon de la Escritura y, por lo tanto, no tienen autoridad para la iglesia de Dios, ni deben aceptarse ni usarse excepto de la misma manera que otros escritos humanos.

Creemos que la Las Sagradas Escrituras son nuestra única regla de vida, suficiente, segura y sin error y por este medio obtenemos el conocimiento verdadero acerca de Dios. Creemos que la Biblia tiene toda la autoridad como Palabra de Dios, por lo cual debe ser creída y obedecida en su totalidad como verdad absoluta.

Creemos que hay abundante evidencia de que la Biblia es la Palabra de Dios, estos argumentos son:  el carácter celestial del contenido, la eficacia de la doctrina, la majestad del estilo, la armonía de todas las partes, el fin que se propone alcanzar en todo su conjunto (que es el de dar toda la gloria a Dios), la revelación completa que dan del único camino de salvación para el hombre, y muchas otras excelencias incomparables y la totalidad de perfecciones de las mismas.

Creemos que a pesar de los sobreabundantes argumentos que se pueden dar, la plena persuasión y certeza de su verdad infalible y su autoridad divina provienen de la obra interna del Espíritu Santo, quien da testimonio en nuestros corazones por medio de la Palabra y con ella.

Creemos que al Escudriñad las Escrituras encontramos todo el consejo tocante a todas las cosas necesarias para su propia gloria, la salvación del hombre, la fe y la vida

Creemos que para un claro entendimiento en la interpretación bíblica, se deben usar las reglas de interpretación (Hermenéutica) y esto incluye el estudio de las letras en sus originales Hebreo y Arameo para el Antiguo Testamento, y Griego para el Nuevo Testamento.
Creemos que bajo la Autoridad de la Biblia deben ser juzgadas todas las controversias religiosas, las opiniones o filosofías de autores antiguos, las doctrinas de hombres y espíritus particulares; absolutamente todo queda bajo la Palabra de Dios y aquello que contradiga la clara Doctrina Bíblica debe ser rechazado y sin autoridad en la vida.

Dios
Creemos que el Señor nuestro Dios es un Dios único, vivo y verdadero.

Creemos que Dios es, por lo tanto la subsistencia de Dios está en él mismo y es de él mismo, infinito en su ser y perfección.

Creemos que al ser inmensamente superior a todo ser creado, y al ser la creación finita la comprensión absoluta de Dios no puede ser comprendida por nadie sino por él mismo.

Creemos que nuestro Dios es espíritu purísimo, invisible, sin cuerpo, miembros o pasiones, el único que tiene inmortalidad y que habita en luz inaccesible, es inmutable, inmenso, eterno, inescrutable, todopoderoso, infinito en todos los sentidos, santísimo, sapientísimo, libérrimo, soberano, absoluto; que hace todas las cosas según el consejo de su inmutable y justísima voluntad, para su propia gloria; es amantísimo, benigno, misericordioso, longánimo, abundante en bondad y verdad, perdonando la iniquidad, la transgresión y el pecado; galardonador de los que le buscan con diligencia, y sobre todo, justísimo y terrible en sus juicios, que odia todo pecado y que de ninguna manera dará por inocente al culpable.

Creemos que Dios no tiene necesidad de criaturas, pues todo Él es suficiente en sí mismo, él es la única fuente de todo ser, de quien, por quien y para quien son todas las cosas, teniendo sobre todas las criaturas el más soberano dominio para hacer mediante ellas, para ellas y sobre ellas todo lo que le agrade.

Creemos que para el Creador todas las cosas están desnudas y abiertas a sus ojos; su conocimiento es infinito, infalible e independiente de la criatura, de modo que para él no hay ninguna cosa contingente o incierta.

Creemos que Yahweh es santísimo en todos sus consejos, en todas sus obras y en todos sus mandatos.

Creemos que todo en la creación es para su gloria y a él se le debe, por parte de los ángeles y los hombres, toda adoración, todo servicio u obediencia que como criaturas deben al Creador, y cualquier cosa adicional que a él le placiera demandar de ellos.




La Trinidad

Creemos que Dios es en tres subsistencias, el Padre, el Verbo o Hijo y el Espíritu Santo.

Creemos que el Padre no es de nadie, ni por generación ni por procesión; el Hijo es engendrado eternamente del Padre, y el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo.

Creemos que las tres personas de la Trinidad son infinitos, sin principio y, por tanto, son un solo Dios, que no ha de ser dividido en naturaleza y ser, sino distinguido por varias propiedades relativas peculiares y relaciones personales.

Creemos que la Doctrina de la Trinidad es el fundamento de toda nuestra comunión con Dios y nuestra consoladora dependencia de él, por lo tanto la hace esencial para el conocimiento de Dios y la salvación, negar la Trinidad es una herejía muy grave y aquellos que la rechazan enseñan sus propias palabras y no la verdad, lejos de la Iglesia Verdadera. 


El Padre

El Hijo

Creemos que el Hijo de Dios, es la segunda persona en la Santa Trinidad, siendo Dios verdadero y eterno, el resplandor de la gloria del Padre, consustancial e igual a él.

Creemos que Jesucristo hizo el mundo, y quien sostiene y gobierna todas las cosas que ha hecho.

Creemos que Dios El Padre en su propósito eterno le agrado, escoger y ordenar a su Hijo unigénito, conforme al pacto hecho entre ambos.

Creemos que cuando llegó la plenitud del tiempo, Jesús tomó sobre sí la naturaleza del hombre, con todas sus características, propiedades esenciales y con sus debilidades.

Creemos que el Verbo de Dios nació sin pecado. siendo concebido por el Espíritu Santo en el vientre de la virgen María, al venir sobre ella el Espíritu Santo y cubrirla el Altísimo con su sombra; y así fue hecho de una mujer de la tribu de Judá, de la simiente de Abraham y David
según las Escrituras

Creemos que el Mesías es de dos naturalezas completas, perfectas y distintas se unieron inseparablemente en una persona, pero sin conversión, composición o confusión alguna. Esta persona es verdaderamente Dios y verdaderamente hombre, hay un solo Cristo, el único mediador entre Dios y el hombre.

Creemos que al Padre le agradó que Jesucristo fuera el mediador entre Dios y el hombre; profeta, sacerdote, y rey; cabeza y Salvador de la iglesia, el heredero de todas las cosas y juez del mundo; a quien dio, desde toda la eternidad, un pueblo para que fuera su simiente y para que a su tiempo lo redimiera, llamara, justificara, santificara y glorificara.


Creemos que el Señor Jesús fue santificado y ungido con el Espíritu Santo sin medida, teniendo en sí todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento, en quien agradó al Padre que habitase toda plenitud, a fin de que siendo santo, inocente y sin mancha, y lleno de gracia y de verdad, fuese completamente apto para desempeñar el oficio de mediador y redentor, quien también puso en sus manos todo poder y juicio.

Creemos que el Señor Jesús asumió de muy buena voluntad este oficio de Salvador, nació bajo la ley, la cumplió perfectamente.

Creemos que el Mesías sufrió el castigo que nos correspondía a nosotros, el cual deberíamos haber llevado y sufrido, siendo hecho pecado y maldición por nosotros; soportando las más terribles aflicciones en su alma y los más dolorosos sufrimientos en su cuerpo.

Creemos que el Cordero de Dios fue crucificado y murió, y permaneció en el estado de los muertos, aunque sin ver corrupción.

Creemos que al tercer día resucitó de entre los muertos con el mismo cuerpo en que sufrió, con el cual también ascendió al cielo, y allí está sentado a la diestra de su Padre intercediendo y que regresará para juzgar a los hombres y a los ángeles al final del mundo.

Creemos que el Señor Jesús, por su perfecta obediencia y el sacrificio de sí mismo que ofreció a Dios una sola vez, ha satisfecho plenamente la justicia de Dios, ha conseguido la reconciliación y ha comprado una herencia eterna en el reino de los cielos para todos aquellos que el Padre le ha dado.

Creemos que a eficacia y los beneficios del sacrificio de Cristo fueron dados a los escogidos en todas las épocas desde el principio del mundo, en las promesas, tipos y sacrificios; y por medio de los mismos fue revelado y señalado como la simiente que heriría la cabeza de la serpiente, y como el Cordero inmolado desde la fundación del mundo, siendo el mismo ayer, hoy y por los siglos.

Creemos que por Cristo hemos obtenido redención eterna, Cristo está haciendo intercesión por nosotros, uniéndonos a sí mismo por su Espíritu, revelandonos en la Palabra el misterio de la salvación, persuadiendonos a creer y obedecer, gobernando nuestros corazones por su Palabra y Espíritu, y venciendo a todos nuestros enemigos por su omnipotente poder y sabiduría,  y todo por su gracia libre y absoluta, sin prever ninguna condición en nosotros para otorgarla.




El Espíritu Santo

El Decreto de Dios

Creemos que Dios ya ha decretado en sí mismo, libre y sin alteración, desde toda la eternidad por el sapientísimo y santísimo consejo de su propia voluntad, todas las cosas que sucedieron en el pasado, las suceden actualmente y han de suceder en el futuro.

Creemos sin embargo que nuestro Dios no es autor del pecado ni tiene comunión con nadie en el mismo; ni violenta la voluntad de la criatura, ni quita la libertad de las causas secundarias, sino que más bien las establece.

Creemos que Dios en su infinito poder y sabiduría, sostiene, dirige, dispone y gobierna a todas las criaturas y cosas, desde la mayor hasta la más pequeña, por su todopoderosa sabiduría y santísima providencia, con el fin para el cual fueron creadas, según su presciencia infalible, y el libre e inmutable consejo de su propia voluntad; para alabanza de la gloria de su sabiduría, poder, justicia, infinita bondad y misericordia.

Creemos que en relación con la presciencia y el decreto de Dios, la causa primera, todas las cosas suceden inmutable e infaliblemente, de modo que nada ocurre a nadie por azar o sin su providencia; sin embargo, las ordena de manera que ocurran según la naturaleza de las causas secundarias, ya sea necesaria, libre o contingentemente. es decir Dios, en su providencia ordinaria, hace uso de medios; sin embargo, tiene la libertad de obrar sin ellos, por encima de ellos y contra ellos, según le plazca.


Creemos que el poder omnipotente, la sabiduría inescrutable y la bondad infinita de Dios se manifiestan en su providencia hasta tal punto que su consejo determinante se extiende aun hasta la primera Caída y a todas las demás acciones pecaminosas, tanto de los ángeles como de los hombres, las cuales con sabiduría y poderosamente limita, y asimismo ordena y gobierna de múltiples maneras para sus santísimos fines; sin embargo, de tal modo que la pecaminosidad de las acciones de ellos procede sólo de las criaturas, y no de Dios, quien siendo justísimo y santísimo, no es, ni puede ser, autor del pecado ni aprobarlo.


Creemos que Dios a menudo deja por algún tiempo a sus propios hijos en diversas tentaciones y en las corrupciones de sus propios corazones, a fin de disciplinarlos por sus pecados anteriores o para revelarles la fuerza oculta de la corrupción y del engaño de sus corazones, para que sean humillados; y para llevarlos a una dependencia de él más íntima y constante para su apoyo en él; y para hacerlos más vigilantes contra todas las ocasiones futuras de pecado, y para otros fines santos y justos. Por consiguiente, creemos que todo lo que ocurre a cualquiera de sus escogidos es por su designio, para su gloria y para el bien de ellos.

Creemos que en cuanto a aquellos hombres malvados e impíos a quienes Dios, como juez justo, ciega y endurece a causa de su pecado anterior, no sólo les niega su gracia, por la cual podría haber iluminado su entendimiento y obrado en sus corazones, sino que también algunas veces les retira los dones que tenían, y los deja expuestos a las cosas que su corrupción convierte en ocasión de pecado; y, a la vez, los entrega a sus propias concupiscencias, a las tentaciones del mundo y al poder de Satanás, por lo cual sucede que se endurecen bajo los mismos medios que Dios emplea para ablandar a otros.

Creemos que la providencia de Dios alcanza en general a todas las criaturas, así también de un modo más especial cuida de su iglesia y dispone todas las cosas para el bien de la misma.


La Creación

Creemos que de Dios procede toda vida, gloria, bondad y bienaventuranza, creemos que la creación revela la gloria de Dios sino que solamente manifiesta su propia gloria en ellas, por ellas, hacia ellas y sobre ellas

Creemos que agradó a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, manifestar la gloria de su poder, sabiduría y bondad, crear o hacer el mundo y todas las cosas que en él hay, ya sean visibles o invisibles, en el lapso de seis días, y todas muy buenas.

Creemos que el Señor sostiene la creación, Dios es todo suficiente en sí mismo y respecto a sí mismo, no teniendo necesidad de ninguna de las criaturas que ha hecho, ni derivando ninguna gloria de ellas,

El Hombre

Creemos que el Creador hizo al hombre, varón y hembra, con alma racional e inmortal, anhelando la eternidad con Dios para la cual fueron creados.

Creemos que Dios hizo al hombre a su imagen en conocimiento, justicia y santidad de la verdad.

Creemos que el hombre en el principio tenía la ley de Dios escrita en su corazón, tenía el poder para cumplirla, teniendo libre albedrío, sin embargo usando Satanás la sutileza de la serpiente para subyugar a Eva y luego a través de ella seduciendo a Adán, deliberadamente transgredió la ley bajo la cual habían sido creados y también el mandato que les había sido dado, al comer del fruto prohibido.

La Incapacidad Humana

Creemos que por este pecado, nuestros primeros padres cayeron de su justicia y rectitud original y de su comunión con Dios, y nosotros en ellos, por lo que la muerte sobrevino a todos; viniendo a estar todos los hombres muertos en pecado, y totalmente corrompidos en
todas las facultades y partes del alma y del cuerpo.

Creemos que siendo Adán y Eva la raíz de la raza humana, y estando por designio de Dios en lugar de toda la humanidad, la culpa del pecado fue imputada y la naturaleza corrompida transmitida a toda la simiente que descendió de ellos, siendo ahora todos concebidos en pecado, y por naturaleza hijos de ira, siervos del pecado, sujetos a la muerte y a todas las demás desgracias tanto espirituales, temporales y eternas.

Creemos que por esta corrupción original, por la cual estamos completamente indispuestos, incapacitados y opuestos a todo bien y enteramente inclinados a todo mal, proceden en sí todas las transgresiones y perversidades en el hombre.

Creemos por lo tanto que el hombre, por su Caída en un estado de pecado, ha perdido completamente toda capacidad para desear cualquier bien espiritual que lo lleve a la salvación; por consiguiente, como hombre natural que está totalmente opuesto a ese bien y muerto en el pecado, no puede por sus propias fuerzas convertirse a sí mismo o prepararse para ello.

Creemos en un Dios soberano, justo y misericordioso, y cuando Dios convierte a un pecador y lo traslada al estado de gracia, lo libera de su esclavitud natural bajo el pecado y, por su sola gracia, lo capacita para querer y obrar libremente lo que es espiritualmente bueno; sin embargo, por razón de la corrupción que todavía le queda, no quiere, ni perfecta ni únicamente, lo que es bueno, sino que también quiere lo que es malo. Esta voluntad del hombre es hecha perfecta y libre para querer sólo el bien, únicamente en el estado de gloria.



El Varón

La Mujer

El Matrimonio

La Familia

La Ley

El Infierno

La Salvación (Llamamiento eficaz, pacto de la gracia, justificación, regeneración)

Creemos que la distancia entre Dios y la criatura es tan grande que aun cuando todos le deben obediencia como su Creador, éstas obras nunca podrían haber logrado la recompensa de la vida a no ser por algún don voluntario por parte de Dios, que a él le ha placido expresar en forma de pacto, a pesar de habiéndose el hombre acarreado la maldición de la ley por su Caída.

Creemos que agradó al Señor hacer un pacto de gracia que gratuitamente ofrece a los pecadores vida y salvación por Jesucristo, requiriéndoles la fe en él para que puedan ser salvos, y prometiendo dar su Espíritu Santo a todos aquellos que son ordenados para vida eterna, a fin de darles disposición y capacidad para creer.

Creemos que este pacto de gracia se revela en el evangelio; en primer lugar, a Adán en la promesa de salvación a través de la simiente de la mujer, y luego mediante pasos adicionales hasta completarse su plena revelación en el Nuevo Testamento; y tiene su fundamento en el plan eterno que hubo entre el Padre y el Hijo acerca de la redención de los escogidos; y es únicamente a través de la gracia de este pacto como todos los hijos de Adán son salvados, obtienen vida y bendita inmortalidad.

Creemos que a los escogidos que Dios predestinó para vida eterna, también ya ha predeterminado en su tiempo señalado, llamar eficazmente por su Palabra y Espíritu, sacándolos del estado de pecado y muerte en que están por naturaleza y llevándolos a la gracia y la salvación en Jesucristo

Creemos que a los llamados eficazmente Dios los ilumina espiritual y para salvación sus mentes, a fin de que comprendan las cosas de Dios; quitándoles el corazón de piedra y dándoles un corazón de carne, renovando sus voluntades y, por su poder omnipotente, induciéndoles a querer hacer lo bueno, y llevándoles eficazmente a Jesucristo; pero de modo que se rinden a él con total libertad, habiendo recibido por la gracia de Dios la disposición para hacerlo.

Creemos que este llamamiento eficaz proviene exclusivamente de la gracia libre de Dios, no de ninguna cosa prevista en el hombre, ni por ningún poder o talento en la criatura.

Creemos que somos vivificados y renovados por el Espíritu Santo, dejando atrás el estar muerto en delitos y pecados, siendo de esta manera por el Espíritu Santo capacitados para responder a este llamamiento y para recibir la gracia que Dios ofrece, y esto por el poder que resucitó a Cristo de los muerto.

Creemos que fuera del llamado eficaz de Dios, los no escogidos aunque sean llamados por el Evangelio de la Palabra como no son eficazmente traídos por el Padre, no quieren ni pueden acudir verdaderamente a Cristo y, por lo tanto, no pueden ser salvos; mucho menos pueden ser salvos los que no creen la fe cristiana, por muy diligentes que sean en conformar sus vidas a la luz de la naturaleza y a la ley de la religión que profesen.

Creemos que Dios justifica gratuitamente a sus escogidos no por nada que haya en ellos o obras hechas por ellos, sino solamente por causa de Cristo, perdonándoles sus pecados, y siendo considerados y aceptados como justos; imputándoles la obediencia de Cristo a toda la ley y su obediencia en su muerte para la completa y única justicia de ellos por la fe, la cual tienen no de sí mismos o por decisión pues es don de Dios.

Creemos que Cristo por su obediencia y muerte, saldó totalmente la deuda de todos aquellos que son justificados.

Creemos que por el sacrificio de Cristo en la sangre de su cruz, sufrió en el lugar de ellos el castigo que merecían, satisfizo adecuada, real y completamente a la justicia de Dios en favor nuestro.
Creemos que desde la eternidad, Dios decretó justificar a todos sus escogidos; y en el cumplimiento del tiempo, Cristo murió por los pecados nuestros, y resucitó para nuestra justificación; sin embargo, no fuimos justificados personalmente hasta que, a su debido tiempo, Cristo nos fue revelado por el Espíritu Santo

Creemos que  Dios se dignó en su único Hijo Jesucristo y por amor de éste, hacernos partícipes de la gracia de la adopción, por la cual somos incluidos en el número de los hijos de Dios y gozamos de sus libertades y privilegios, tenemos su nombre escrito sobre nosotros, recibimos el espíritu de adopción, tenemos acceso al trono de la gracia con confianza, recibimos capacitación para clamar: “Abba, Padre,” recibimos compasión, protección, provisión y corrección como por parte de un Padre, nunca somos desechados, sino que somos sellados para el día de la redención, y heredamos las promesas como herederos de la salvación eterna.

Creemos como escogidos que hemos sido llamados eficazmente y regenerados, tenemos un nuevo corazón y un nuevo espíritu, por su Palabra y Espíritu que moran en nosotros somos aún más santificados de un modo real y personal, el dominio del cuerpo entero del pecado es destruido, y las diversas concupiscencias se van debilitando y mortificando más y más, y se van vivificando y fortaleciendo más y más en todas las virtudes salvadoras, para la práctica de toda verdadera santidad, sin la cual nadie verá al Señor.

Creemos que en nosotros surge una continua e irreconciliable guerra, la carne lucha contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne. En esta guerra la parte regenerada triunfa a través de la continua provisión de fuerzas por parte del Espíritu santificador de Cristo; y así los santos crecemos en la gracia, perfeccionando la santidad en el temor de Dios, prosiguiendo una vida celestial, en obediencia evangélica a todos los mandatos que Cristo, como Cabeza y Rey, nos ha prescrito en su Palabra.





La Elección Soberana

Creemos que Dios ha decretado para alabanza de su gracia predestinar algunos hombres y ángeles, siendo por medio de Jesucristo preordenados a vida eterna; mientras que a otros les permite actuar en su pecado para ser condenados justamente, para la alabanza de su justicia.

Creemos que Dios ya eligió soberanamente el número de sus escogidos desde antes de la fundación del mundo, estos ángeles y hombres predestinados están elegidos particular, soberana e inalterablemente, y su número es tan cierto y definido que no se puede aumentar ni disminuir.

Creemos que los que están predestinados para vida están escogidos en Cristo para su gloria eterna, solo por su gracia y amor, sin que ninguna obra o aptitud en la criatura influyera como condición o causa en la elección.

Creemos que Dios no solo ha escogido a hombres para vida eterna, sino que también ha preordenado todos los medios para su salvación, siendo asegurada su salvación en Cristo, llamados eficazmente a la fe en Cristo por medio de la obra del Espíritu Santo en la regeneración, siendo llamados, adoptados, justificados,santificados y guardados por su poder para la salvación por medio de la fe; la salvación es del Señor, nadie más es redimido por Cristo sino solamente los escogidos.

Creemos que la doctrina del profundo misterio de la predestinación debe tratarse con especial prudencia y cuidado, para que los hombres estando seguros de su elección eterna, esta doctrina proporcionará motivo de alabanza, reverencia y admiración a Dios, y de humildad, diligencia y abundante consuelo a todos los que sinceramente obedecen al evangelio.

Creemos que la doctrina de la elección soberana no es incentivo a dejar la oración, la predicación, el evangelismo o una vida piadosa, sino a perseverar a la santificación, a una vida que glorifique al Dios de nuestra salvación y a la propagación del Reino.


La Regeneración

La Preservación de los Santos

La Iglesia

La Segunda Venida de Cristo

Creemos que el orden de los eventos concernientes a la segunda venida tendrán el siguiente orden:
Antes y como última señal antes de la segunda venida será el Arrebatamiento, evento en el cual la iglesia fiel a Cristo será arrebatada para no pasar por los eventos de la tribulación y Gran Tribulación.



El Reino Milenial

El Juicio Final

La Eternidad







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