Epístola de Pablo a los Romanos. Capítulo I: “Por Gracia”

Epístola de Pablo a los Romanos
Capitulo I: “Por  Gracia”


y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre; entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo; (Romanos 1:5-6 RVR1960)

Gracia:
Es aquel favor inmerecido que Dios da al pecador, esta es abundante (Hch. 4:33), soberana (Ro. 5:21), Rica (Ef. 1:7; 2:7), Superabundante (2 Cor. 9:14; Ro. 5:15, 17, 20), Multiforme (1 P. 4:10), suficiente (2 Cor. 12:9), Gloriosa (Ef. 1:6), Dios es el Dios de toda gracia ( 1 P. 5:10; Sal. 84:11; Stg. 1:17) y el evangelio es la más grande manifestación de la Gracia (Hch. 20:24,32)
Hay dos tipos de Gracia:
La Gracia común:
Esta gracia es la que todo ser humano ha recibido de parte de el Dios bueno, en esta gracia Dios da al hombre oportunidad de vivir un tiempo en vez de morir inmediatamente (Gen. 3), el hace que el sol salga sobre buenos y malos (Mt. 5:45)
La Gracia Soberana:
El origen de esta gracia es Jesucristo, y por ella somos aceptos en el, por su redención de pecados con su sangre y perdón de pecados, todo por las riquezas de su gracia ( Jn. 1:16,17; Ro. 5:15; 1 Cor. 1:4; Ef. 1:6; 2:7;), esta gracia fue profetizada por los profetas, que aunque la gracia ya existía en el Antiguo Testamento sabían que llegaría un día en el cual Dios derramaría su gracia a la humanidad ( Is. 45:20-25; 52:14,15; 55:1-7; 61:1-3.)
Esta gracia es el origen de la elección (Ro. 11:15), el llamamiento de Dios (Gá. 1:15), la justificación (Ro. 3:24; Tit. 3:7; Ro. 4:4,5; 11:6; Gá. 5:4), la fe (Hch. 18:27), el perdón de pecados (Ef. 1:7), la salvación (Hch. 15:11; Ef. 2:5,8), la consolación y la esperanza ( 2 Ts. 2:16).
Los Cristianos son herederos de las promesas y gracia (Ro. 4:16, 1 P. 3:7), ahora están bajo la gracia y no mas bajo las pesadas cargas de la Ley (Ro. 6:14), el creyente es lo que es y hace es por gracia (1 Cor. 15:10; 2 Cor. 1:12), los creyentes superabundan en gracia para toda buena obra,  (Hch. 4:33; 2 Cor. 8:7, 9; 9:8,14), deben de estar aferrados y esforzados en la gracia, dar y hablar con gracia ( He. 13:9, 2 Ti. 2:1; 2 P. 3:18; Col. 4:6; 2 Cor. 6:1; He. 4:16; 2 Cor. 13:14; Ef. 6:24; 1 P. 1:13) y no abusar de la gracia (Ro. 3:8; 6:1,15; Jud. 1:4), para no caer de ella (He. 12:15)
La gracia es dada a:
Los ministros de Dios para el servicio a la Iglesia, ministrar el evangelio de Dios, edificar (Ro. 12:3,6; 15:15-17; 1 Cor. 3:10; Gá. 2:9; Ef. 3:7)
Los humildes reciben la gracia de Dios, pero a los orgullosos Dios se opone  (Pr. 3:34; Stg. 4:6)
Los íntegros (Sal. 84:11)

Meditemos…
Puesto que en el Pablo antiguo el perseguía a la Iglesia y no existía en el algo que mereciera ser salvo, al contrario la Ley exigía su muerte. En este versículo Pablo deja claro a los Romanos que su posición de apóstol y el llamado a la fe fue por la Gracia Soberana de Dios, y puramente por Gracia, el apóstol les enseñaba  el origen y la razón de su fe.
La gracia  los salvo, con la razón de obedecer a Dios y así glorificar su nombre. Todo cristiano que entiende la inmensidad de la gracia de Dios, en su muestra más grande con Cristo colgado en una cruz, quebranta toda altives y orgullo poniendo al creyente a los pies de la cruz, naciendo en el corazón una gratitud tan grande, que ni aun el creyente dando su vida en sacrificio siente pagar la mas mínima parte de lo que recibió, pues el sabe que no era digno de ser salvado, y que si Dios hubiera decidido arrojarlo al infierno estaba en todo su derecho.
¿Puede un creyente pecar para que sobreabunde la gracia? De ninguna manera, al contrario de lo que muchos piensan que esta conlleva a pecar deliberadamente, La gracia despierta en el creyente una necesidad de agradar a Dios, y produce en él obras dignas de arrepentimiento, una santificación continua y una completa obediencia. Un verdadero creyente le aflige mucho el fallar pues siente que al pecar pisotea la sangre de Cristo que lo saco de las tinieblas, que lo vistió y sano sus heridas. El creyente en su oración grita “¡Señor!, mi deseo es cumplir tus mandamientos, mi deseo es darte mi vida entera pues ella te pertenece, permíteme ser el mas pequeño de tus siervos, estoy dispuesto a renunciar a todo lo que no te agrada por amor a tu nombre”
Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. (S.Juan 1:16-17 RVR1960)

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