Epístola de Pablo a los Romanos. Capítulo I: “Su fe se difunde”

Epístola de Pablo a los Romanos
Capitulo I: “Su fe se difunde”

En primer lugar, por medio de Jesucristo doy gracias a mi Dios por todos ustedes y porque su fe se difunde por todo el mundo. Dios, a quien sirvo con todo mi corazón predicando el evangelio de su Hijo, es testigo de que los recuerdo siempre en mis oraciones, y de que en ellas le ruego que, si es su voluntad, me conceda que por fin pueda ir a visitarlos. (Romanos 1:8-10 RVC)

Doy gracias a mi Dios:
Esta gratitud es común en las cartas de Pablo (1 Cor. 1.14; Ef. 1:16; Fil 1:3; Col. 1:3; 1 Ts. 1:2; 2 Ts. 1:3; 1 Tm. 1:12 ;2 Tm. 1:3; Fil. 1:4;) estas gratitudes ya sea por haber perseverado, por aquellos a los que se dirige en su carta y por todo aquello el Dios bueno da.
Su fe se difunde:
En el año 41d.C subió al gobierno del Imperio Romano Tiberio Claudio Cesar. El historiador romano Suetonio escribe en sus textos “Sobre la vida de los Césares”:
"(El Emperador Claudio) expulsó de Roma a los judíos, que provocaban alborotos continuamente a instigación de un tal Cresto"
Este decreto se promulgo entre los años 45-49d.C una orden de que todo Judío saliera de Roma, pues había secta revoltosa que seguía a un tal “Cresto”; por lo cual vemos en el Libro de los Hechos el relato de la salida de Judíos de la península de Italia:
Después de esto, Pablo salió de Atenas y se fue a Corinto. Allí se encontró con un judío que se llamaba Aquila, nacido en el Ponto, y que había llegado recientemente de Italia junto con Priscila, su mujer, porque Claudio había ordenado que todos los judíos salieran de Roma. Pablo fue a verlos
(Hechos 18:1-2 RVC)

Este tal “Cresto” era evidentemente una referencia a Cristo que transformó la vida de los Romanos,  hasta el punto en que el mismo Emperador Claudio ordenara la expulsión de los Judíos, pues la predicación del evangelio trastorna al mundo, en la Biblia vemos frecuentemente que hay alborotos en resistencia al evangelio: Alboroto en Damasco después de la conversión de Pablo y su predicación al pueblo, hasta el punto en que el gobernador de la provincia en Damasco  del rey Aretas y los judíos de ese lugar buscaban su muerte (Hch. 9:23-25; 2 Cor. 11:32); alboroto en Antioquia (Hch. 13:49-50), en Iconio (Hch. 14:5),en Listra (Hch.14:19), en Filipos (Hch. 16:19-23), en Tesalonica (Hch. 17:5-6), en Berea  (Hch. 17:13), en Corinto (Hch. 18:12-17), en Efeso (Hch.19:28-34), en Jerusalén (Hch. 21:27-36) y aun entre concilios (Hch. 22:7-8)

Pero los judíos que no creyeron se llenaron de envidia, así que lograron reunir a una turba de vagos y maleantes, y comenzaron a alborotar la ciudad, y en su búsqueda de Pablo y Silas irrumpieron en la casa de Jasón, pues querían expulsarlos del pueblo. Como no los hallaron, llevaron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, mientras gritaban: «¡Esos que están trastornando el mundo entero, ya han llegado acá! (Hechos 17:5-6 RVC)

El Apóstol Pablo destacaba a la Iglesia de Roma por su fama en la fe, y su perseverancia a pesar de las tribulaciones, todo creyente debe de marcar esa diferencia en el mundo, ser vistos por nuestra fe en el Dios vivo, y proclamar el evangelio sin temor alguno, sabiendo que habrá alboroto pues el adversario no quiere que la semilla sea esparcida, aunque es evidente que cada ves que el enemigo persigue a la Iglesia del Señor está crece, se fortalece y aviva el ardiente fuego por predicar aun mas las buenas nuevas.
¿Acaso somos conocidos así, como los trastornadores del mundo? ¿O tememos ser rechazados por el mundo? Es más la pregunta con mayor importancia es: ¿Predicamos tan fervientemente el evangelio de la Gracia que somos odiados y perseguidos?, el creyente anhelará ser un Heraldo del Evangelio, impulsado por el Espíritu a proclamar las buenas nuevas confiando en la soberanía de Dios, ¡seamos pues conocidos por nuestra fe!

Sirvo con todo mi corazón predicando:
El servicio de Pablo por predicar el evangelio siempre era de entrega total, el mismo decía que Dios no lo envió a bautizar sino a predicar el evangelio (1 Cor. 1:17), el ordeno que los que sean evangelizadores vivan del evangelio (1 Cor.9:14), puesto que como ministro de Dios tenia necesidad de compartir del evangelio, y ¡ay de él sí no lo anunciará! (1 Cor. 9:16), Pablo animaba a la iglesia a que se comportara como es digno del evangelio de Cristo, y combatiendo unánimes por la fe del evangelio (Fil. 1:27).
El regenerado tiene al igual que Pablo un corazón servicial para predicar, aunque no todos somos llamados a vivir de la predicación o como misioneros de tiempo completo, todos sí somos llamados a evangelizar cuando tengamos la oportunidad pues es una orden del Rey, y ¡ay de aquel que no anuncie el evangelio!

El creyente experimenta una necesidad por las almas, pues no puede callar las maravillas que Dios hizo y hace en él. ! Proclamemos la gloria de la cruz! Y no nos cansemos hasta que todos confiesen que Jesús es el Señor.
Los recuerdo siempre en mis Oraciones:
Pablo en sus cartas deja claro sus oraciones a los destinatarios (Ef.1:16; Fil.1:4; Col.1:9; 4:12; 1 Ts.1:2; 2 Tm. 1:3; Fil. 1:4) y exhortando a que oren por todos los santos y unos por otros (1 Tm. 2:1; Ef. 6:18), en todo lugar levantando manos santas (1 Tim. 2:28) y sin cesar (1 Ts. 5:17).

El cristiano debe distinguirse por una vida continua en oración.
Pablo recuerda en sus oraciones a muchos santos y lo plasma en sus cartas, el nos exhorta a orar unos por otros, Santiago nos dice que confesemos nuestros pecados unos con otros, y así orar unos por otros.
La oración del justo puede mucho, y un claro ejemplo fue Elías, cuando el oro al Dios Soberano dejo de llover por tres años y seis meses, y de la misma manera volvió a orar y volvió la lluvia.
Recordemos en nuestras oraciones a nuestro hermanos en la fe, pues el poder orar por otros es un privilegio, oremos que su fe no falté en la prueba o aflicción y que siga perseverando, que el Señor lo anime, que lo libre del maligno y si esta enfermo que pueda ser sanado según su perfecta voluntad.

Voluntad:
Todo lo que pedimos debe ser sujeto a la voluntad de Dios, Jesús en su oración modelo nos enseña ese principio “Hágase tu voluntad” (Mt. 6:10), también nos lo enseña en la aflicción en Getsemaní al decir: “Padre, hágase tu voluntad”  (Mt. 26:42). Buscar la voluntad de Dios debe ser nuestro oxigeno cada día, es la oración del creyente y el anhelo mas ferviente.
Me agrada, Dios mío, hacer tu voluntad; tu ley la llevo dentro de mí.
(Salmos 40:8 NVI)

No debemos cumplir con la voluntad de los deseos carnales y del mundo (Ef.6.6), no agradar a los hombres sino al Señor, en las Escrituras “Hágase la voluntad del Señor” es muy común (Hch.21:14) y muchos reconocían sobre todo la soberana voluntad de Dios (Gn. 4:1; 1 Cr. 13:2; Esd. 7:18; 10:11; Job 34:9; Sal. 27:12; 40:8; 69:13; 89:17; 143:10; Is. 53:10), Pablo le dice a la Iglesia en Colosas que Él ora para que conozcan la voluntad de Dios (Col.1:9), les dice a la Iglesia en Tesalonica que la voluntad de Dios es que vivamos en santidad, apartados de la fornicación (1 Ts. 4:3).

No sean, pues, insensatos; procuren entender cuál es la voluntad del Señor. No se emborrachen con vino, lo cual lleva al desenfreno; más bien, llénense del Espíritu. (Efesios 5:17-18 RVC)

Pues la voluntad de Dios es buena agradable y perfecta (Ro. 12:2) por lo cual podemos estar confiados que todo lo que sucede en nuestra vida es para bien, gracias a la voluntad del padre somos salvos (Jn. 1:13; Gal. 1:4) y el no cambia en su decisión por lo cual sabemos que si creemos que Jesús de Nazaret es el Mesías tenemos vida , por el repartimiento de su Espíritu según su voluntad (Hch. 2:4) y el no retirara su Espíritu de nosotros pues es la garantía de su obra salvadora;  y que todo aquel que cree en el Hijo, tenga vida eterna, y este le resucitara en el día postrero (Jn.6:40). 

¿Por qué quien ha resistido a su voluntad? (Ro.9:19), la voluntad de nuestro Dios no puede ser resistida, y aunque Satanás y sus demonios luchen contra la voluntad de Dios, lo que el dijo se cumplirá al pie de la letra, pues el es Poderoso y Fuerte. Debemos confiar en Dios y descansar en su voluntad, pues el no nos haría ningún mal, y como esta Escrito:
Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo con su propósito. (Romanos 8:28 DHH)

El creyente en cada oración debe terminar diciendo “Hágase tu voluntad Señor” y si esta oración es conforme a su voluntad, el Señor nos oye.
Y ésta es la confianza que tenemos en él: si pedimos algo según su voluntad, él nos oye. (1 Juan 5:14 RVC)

Meditemos…
Demos gracias a Dios en todo, sean cosas buenas o malas, y oremos unos por otros llevando nuestras cargas unos a otros, animándonos unos a otros y así

Comentarios

Entradas más populares de este blog

10 Jóvenes Usados Por Dios