Salmo 119:6
“Entonces no seré avergonzado, al considerar todos tus mandamientos.”
Salmos 119:6 LBLA
El pecado causa vergüenza, tanto para quienes lo cometen como quienes lo observan. Ningún hombre desea ser avergonzado, sino ser respetado y admirado en su sociedad. Cuando se descubre que un trabajador robó a su patrón hay gran vergüenza. Cuando un alumno es descubierto en trampas sobre alguna examen, su credibilidad e imagen caen. El pecado trae vergüenzas y las consecuencias del pecado traen vergüenzas. El pecado trae vergüenza, tras vergüenza, tras vergüenza.
¿Qué acaso Dios no advierte del pecado? ¿Porqué aveces somos tan necios? Pues este versículo dice que no tendremos vergüenza si ponemos atención a Sus mandamientos. ¿Queremos hallar favor de Dios y de los hombres? Considera Sus mandamientos. ¿Queremos vivir una vida recta y sin temor alguno? Considera Sus mandamientos.
Esta no sólo es una advertencia de que el pecado trae vergüenza, sino una hermosa promesa. Hermanos hemos visto que en guardar la Palabra hay bienaventuranza, ahora el Señor nos dice "no serás avergonzado", si consideras sus mandatos no serás defraudado.
Cuando el mundo clame felicidad y alegría en su pecado, recuerda esta promesa y ser firme. Por guardar los mandamientos de Dios no serás avergonzado. En el día final, cuando todos comparezcan ante el trono de Dios, nosotros no seremos avergonzados, no por nuestras propias obras, sino por la obra del Autor de la salvación. Si hay vergüenza por pecado en tu vida, ven a Cristo, el cargo esa vergüenza en la cruz y llevo el castigo en sus hombros, sólo Él puede darte la bienaventuranza.
Señor gracias por tus promesas, gracias por tu Palabra, perdóname por las veces que no considere tus mandamientos, ten gracia de tu siervo y danos la fe para usar esa promesa en tiempos de crisis. Ayúdanos Señor a no olvidar que tu enviaste a tu Hijo para limpiarnos del pecado y la maldad. Gracias Señor por tu misericordia y amor. Hoy haznos considerar tus mandamientos. Te lo pedimos en el nombre del AMÉN. Cristo Jesús. Amén.
Salmos 119:6 LBLA
El pecado causa vergüenza, tanto para quienes lo cometen como quienes lo observan. Ningún hombre desea ser avergonzado, sino ser respetado y admirado en su sociedad. Cuando se descubre que un trabajador robó a su patrón hay gran vergüenza. Cuando un alumno es descubierto en trampas sobre alguna examen, su credibilidad e imagen caen. El pecado trae vergüenzas y las consecuencias del pecado traen vergüenzas. El pecado trae vergüenza, tras vergüenza, tras vergüenza.
¿Qué acaso Dios no advierte del pecado? ¿Porqué aveces somos tan necios? Pues este versículo dice que no tendremos vergüenza si ponemos atención a Sus mandamientos. ¿Queremos hallar favor de Dios y de los hombres? Considera Sus mandamientos. ¿Queremos vivir una vida recta y sin temor alguno? Considera Sus mandamientos.
Esta no sólo es una advertencia de que el pecado trae vergüenza, sino una hermosa promesa. Hermanos hemos visto que en guardar la Palabra hay bienaventuranza, ahora el Señor nos dice "no serás avergonzado", si consideras sus mandatos no serás defraudado.
Cuando el mundo clame felicidad y alegría en su pecado, recuerda esta promesa y ser firme. Por guardar los mandamientos de Dios no serás avergonzado. En el día final, cuando todos comparezcan ante el trono de Dios, nosotros no seremos avergonzados, no por nuestras propias obras, sino por la obra del Autor de la salvación. Si hay vergüenza por pecado en tu vida, ven a Cristo, el cargo esa vergüenza en la cruz y llevo el castigo en sus hombros, sólo Él puede darte la bienaventuranza.
Señor gracias por tus promesas, gracias por tu Palabra, perdóname por las veces que no considere tus mandamientos, ten gracia de tu siervo y danos la fe para usar esa promesa en tiempos de crisis. Ayúdanos Señor a no olvidar que tu enviaste a tu Hijo para limpiarnos del pecado y la maldad. Gracias Señor por tu misericordia y amor. Hoy haznos considerar tus mandamientos. Te lo pedimos en el nombre del AMÉN. Cristo Jesús. Amén.
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